Después de la polémica desatada en la mediateca de Técnica Cartomágica de Magic Ágora por el asunto del supuesto contenido sexual, nos pusimos con la de Técnica de Monedas con la esperanza hacerlo, esta vez, con tranquilidad. Por desgracia no fue así. Nada más clasificar y comenzar a subir las técnicas ejecutadas con la maestría del mago Miguel Ángel Gea, las alarmas de los buscadores volvieron a saltar. Esta vez nos acusaron, entre otras cosas, de inducción al delito fiscal y promover la corrupción financiera. De nuevo nos vemos obligados a publicar un artículo aclaratorio que se limitará a tocar los puntos más conflictivos. ¡Malditos buscadores!…
Comenzaremos con los «Falsos Depósitos«, las técnicas limpias de «Robos de Monedas«, los «Cambios de Monedas» y, si ustedes me lo permiten, trataré de explicar que Caja Okito no es una entidad financiera con problemas a la espera de un rescate como el de Bankia. Dejaremos las Transferencias, Escamoteos, y otras técnicas bajo sospecha para una nueva ocasión. Espero que nos comprendan.
Estimados Sres. banqueros, brokers, tiburones de las finanzas, e inspectores de diversa índole:
A pesar de haber programado una clase magistral alrededor de los “Falsos Depósitos”, en ningún caso pretendemos introducir nuevos productos tóxicos en los mercados. Los “Falsos Depósitos” objeto de nuestro estudio no se basan en hipotecas sobre viviendas, los hacemos con nuestras manos y suelen ser increíbles. Véase como prueba el siguiente vídeo en el que el maestro Miguel Ángel Gea ejecuta uno precioso conocido por el «Torniquete». Por cierto, también se llama «Caída Francesa» y no significa tampoco que la economía de Francia se esté resintiendo, al menos que sepamos. Véanlo ustedes mismos. ¡A que mola!…
Un gran número de brokers dedicados a generar beneficios especulando con el cambio de divisas, se ha interesado por la técnica de el “Cambio del bobo”. Sepan ustedes que, este cambio, no consiste en ninguna actualización del timo de la estampita aplicada a los mercados financieros. La confusión se produce por una desafortunada coincidencia en el término utilizado. Nuestra técnica es el “Cambio de Bobo”, no “del bobo”. Además, bobo va en mayúscula, pues es el nombre propio de una persona y, dicho sea de paso, Bobo no fue idiota en absoluto, fue un mago que escribió un clásico de la magia con monedas.
Es verdad, tenemos un workshop donde estudiaremos los mejores “Robos de Monedas” pero, se lo juro, en su programa no trataremos los casos de Lehmann Brothers, Madoff, Enron y similares. Analizaremos el “robo al remangar” o el “robo a la italiana” Son robos inofensivos ya que, por extraño que les pueda parecer, en ellos, el objeto robado es propiedad del supuesto ladrón, o sea, que nos robamos las monedas a nosotros mismos… ¿qué quieren que les diga?… los magos hacemos estas cosas aunque a ustedes, grandes genios de las finanzas, les pueda parecer una gilipollez.
La Caja Okito no es un caso similar al de Bankia. Desde luego que puede parecer lo mismo: ambas son cajas en las que el dinero desparece por arte de birlibirloque, es más, en ambos casos, los únicos que saben dónde puede estar el dinero desaparecido son los autores de la mágica desaparición pero, en ambos casos, nadie desvela el truco. Obviamente, los magos no lo hacemos por no violar los principios elementales de nuestro arte, y los banqueros por… bueno, tal vez sea por lo mismo.
Les aseguro que, a pesar de estas grandes similitudes entre la caja Okito y Bankia, ambos casos no admiten comparación. De hecho, a diferencia con Bankia, nadie acude a nuestro rescate tras la desaparición de una pila de monedas en la Caja Okito. Sería maravilloso. Me conmueve pensar en el respetable público rascándose los bolsillos, en solidaridad con el mago, cada vez que desaparecen las monedas de la Caja Okito. No logro adivinar qué clase de polvos mágicos habrán utilizado los banqueros para lograr este último efecto de «solidaridad» popular en sus cajas. Desde luego ¡vaya panda de artistas!
Una vez más, agradecemos la atención que nos han dispensado y, sobre todo, su infinita comprensión.
Atentamente,
Pepe Monfort